sábado, 25 de julio de 2009

El Terrier, sinónimo de valentía


Es ampliamente difundida la reputación de los terriers, por su coraje y bravura, aunque muchas veces ello es tomado de un modo tendencioso y erróneo para disuadir a quienes tengan intenciones de adquirir un ejemplar del grupo terrier, señalándose como un rasgo esencial el ser nerviosos, inquietos y molestos. Esto no es así en absoluto, dentro del mismo grupo hay variedad en cuanto al temperamento y carácter, donde además será determinante el modo en que es educado y tratado en los primeros años de su vida. He leído con gran asombro el consejo de una persona a otra sobre los motivos para no adquirir un westie, tildándolo de destrozón, inquieto y ladrador, aduciendo "como todos los terriers". Ello es un concepto errado. Sabido es que de cachorros todos los perros son similares en cuanto a su modo de comportarse. De todas formas, para avanzar sobre tales cuestiones, es menester hablar un poco del terrier y sus orígenes.
El terrier fue concebido y pensado para la caza y para la protección del rebaño de los depredadores. Para ello, se los sometía a una prueba por demás cruel. La misma consistía en encerrarlo en un recinto junto a un animal salvaje de fuerza equivalente, como por ejemplo, un tejón. Si el terrier lo hería y mataba ello significaba que servía para cumplir la función de cuidar al rebaño. Ello nos permite entender por qué el westie tiene una fortaleza y valentía que los destaca, pero no por ello se puede decir que es agresivo o peleador por naturaleza.
El westie es un perro inteligente, cariñoso, valiente, resistente y de gran carácter. Sus rasgos son producto de su herencia genética transgeneracional.
El westie desciende de una cepa común de terriers escoceses, tales como el scottish, el cairn, el dandie dimont y el skye, pero se diferencia de todos ellos por su valentía, agilidad y velocidad.
El westie es un perro alegre, curioso, tenaz y un excelente guardián, con su característico ladrido de un perro de gran porte. Pero, no ladra por ladrar, al modo nervioso de como lo hacen ciertas razas de tamaño pequeño. Ante todo, el westie actúa con inteligencia, y lo que hace siempre estará motivado por algo concreto que sucede en su entorno. Con esto espero haber respondido a la mala fama que se le quiere imponer a esta raza, por simple desconocimiento, en donde la ignorancia y la mediocridad se combate con la mera generalización.
Lo que aún sigue vigente en él es su natural predisposición a comportarse con ímpetu y perseverancia frente a lo que desea, con asombrosa insistencia y memoria. Suele posicionarse como líder frente a la manada, que será su familia humana adoptiva. Por tal motivo, resulta esencial al momento de su educación mostrarse con firmeza sin mostrarse dubitativo ni ceder en los límites que se le imparten para la educación y la aceptación de las reglas de la casa, ya que su inteligencia nos puede jugar una mala pasada y ser irremediable los errores que podamos cometer, en caso de ceder espacio y poder en nuestro hogar. Si no se lo educa con firmeza y determinación, él logrará dominarnos. Tiene una gran capacidad de aprendizaje, siendo muy receptivo a las enseñanzas si se lo halaga y premia, en cambio, se resistirá a cualquier indicación si se recurre al castigo físico.
El westie resulta ser un excelente compañero de su amo, adaptándose fácilmente al ritmo de la casa y al espacio disponible, pudiendo vivir perfectamente en un departamento, siempre y cuando se disponga de tiempo para llevarlo a dar sus paseos.

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