sábado, 21 de agosto de 2010

Que lindas westies!


Encontré esta hermosa foto de dos lindas westies, madre e hija, luciendo unos graciosos vestiditos, muy ingleses, haciendo honor a sus orígenes. Y qué quietitas que se quedaron para la foto!.
Son realmente muy fotogénicas y glamorosas.
Quienes quieran compartir sus fotos de westies pueden mandármelas para ser publicadas en el blog y todos las podamos disfrutar.

Laura.

sábado, 7 de agosto de 2010

Una buena elección: un westie en casa




Testimonio de Carolina: "Más que un perro bonito"

"Estábamos buscando una mascota para nuestras tres niñitas cuando supimos del Westy. Al principio, no teníamos muchas expectativas de que realmente calzara con el perfil de lo que andábamos buscando, debido a que por lo general al entusiasmo inicial frente a alguna raza, le sucedía algún “pero”.
Esta vez el check list de requisitos resultó… Primero, exigíamos que fuera un perro de exteriores; este es un factor importante cuando a algún miembro de la casa no le agrada que una mascota invada sus espacios. En segundo término, que su tamaño fuera mediano, aunque de constitución física más bien robusta. Todo esto por el bien de la convivencia entre el perro y mi hija más pequeña de tres años: un perro grande podía exponerla a ella, y un cachorro frágil podría sufrir algún transtorno considerando el trato un poco brusco de la niña muy propio de su edad.
Vivimos en casa con un terreno promedio de ciudad y un perro grande como un labrador, por ejemplo, podría haberse sentido ahogado.
Lucas, nuestro westy, es un perro que veo desarrollarse muy a gusto en nuestra casa, la recorre varias veces al día y busca sus espacios de manera armónica con el entorno. Es un perro que prácticamente no bota pelos y ese también fue otro punto importante para la decisión. Algunos miembros de mi familia son alérgicos y el doctor nos ha recomendado un perro que no peleche. Por otra parte, para quienes somos un poco maniáticos de la limpieza, este punto también es importante.
Sin duda, un aspecto que nos ha sorprendido a todos es la viveza de la raza. Al menos nuestro Lucas ha resultado ser un perro inteligente, superando nuestras expectativas. Para ser un cachorro de cinco meses, entiende instrucciones fácilmente. Por ejemplo, a la indicación de sentarse el perro lo hace; si le tiramos un palito, lo va a buscar y lo trae de vuelta.
Podría agregar que es un perro relativamente tranquilo. Por las noches no se altera, sino que duerme plácidamente. Y si bien tiene conductas juguetonas propias de un cachorro de su edad, claramente no es un perro insistente, se percata si uno sólo quiere que haga compañía.
En resumen, un perro hermoso, saludable, nada invasivo ni demandante, pacífico, inteligente y amistoso. ¿Qué más se puede pedir?"

Carolina Loyola

(Fuente: Testimonio tomado de la página web del Criadero "Antaño" de Chile)

martes, 3 de agosto de 2010

El Westie en el cine: "Bobby, el guardián del cementerio"

The Adventures of Greyfriars Bobby es el título original de la película, que en español se traduce como "Bobby, el guardián del cementerio". Es un filme para toda la familia, de origen escocés, exhibido en salas de cine de Estados Unidos el año 2005, y en el 2006 en Reino Unido. La película fue dirigida por John Henderson, la que se desarrolla en la ciudad escocesa de Edimburgo.

La película cuenta la historia de un perrito de la raza West Highland White Terrier (no coincide con el de la historia real, ya que era un Skye Terrier) de nombre Bobby, quien permanece junto a la tumba de su amo muerto. Bobby, debido a su fidelidad incondicional, espera que se produzca un milagro, que su amo regrese o resucite, y deberá soportar las inclemencias del tiempo, pasando inviernos enteros recostado sobre la fría tumba de su amo y también el ser espantado del lugar todos los días por el encargado del cementerio.

Su querido amo era un policía de Edimburgo llamado John Grey, quien en vida le permitió a su perrito que hiciera amistad con un niño silencioso de nombre Ewan.

El cuidador del cementerio Greyfriars, James Brown, con el tiempo le toma cariño a Bobby y le proporciona alimento y protección. Más tarde, la promulgación de una nueva ley para perros en Escocia atenta contra la vida de Bobby, y Ewan hará todo lo posible para salvar al perro, e incluso acudiendo ante el intendente de Edimburgo.


Si bien la película está basada en una historia real, en ésta el perro de nombre "Bobby" era en realidad un Skye Terrier (raza canina originaria de la isla del mismo nombre), en Edimburgo, Escocia. Un humilde jardinero, de nombre Jonh Grey o Jock conoció a Bobby cuando se tuvo que trasladar con toda su familia a la capital y allí debió abandonar su oficio y dedicarse al cuidado de los vecinos como policía. Día tras día Bobby acompañó a John en sus jornadas laborales como policía, participando de las patrullas como un agente más. La dupla atrajo la mirada y simpatía de todos los vecinos.
Llegó a Edimburgo un capitán de la marina británica, quedando encantado por la belleza del lugar, pero notó que le hacía falta algo: toda la población usaba relojes y también había relojes en los edificios públicos, pero todos ellos marcaban diferentes horas. Por ello, al año, dicha anomalía fue subsanada por él: para que todos los pobladores ajustaran sus relojes a una misma hora, dispuso que todos los días a las trece horas en punto, desde la explanada del Castillo de Edimburgo se dispararan una serie de cañonazos para marcar la hora mencionada, costumbre que hasta aún hoy continúa. En esta tarea participaba John Grey, acompañado por su perro Bobby y el que realizaba los disparos era el sargento Scott, quien también se encariñó mucho con Bobby.
John había contraído tuberculosis, enfermedad que sólo Bobby conocía cuando sufría accesos de tos. Su padecimiento llegó a su fin el 15 de febrero de 1858. Se decidió enterrarlo a las 13.00 horas, en el cementerio de Greyfriars, para rendirle homenaje. Bobby sin comprender lo sucedido, se ocultó entre las tumbas, y cuando todos dejaron el lugar se acurrucó sobre la tumba de su amigo. El cruel invierno lo hacía tiritar y su mirada recorrió las lápidas con profunda desolación hasta que el cansancio lo venció y por fin quedó dormido. A la mañana siguiente, James Brown, el anciano jardinero de la iglesia y cuidador del cementerio, encontró al perrito durmiendo arriba del sepulcro. La escena estremeció su corazón y a pesar de la pena que le causaba verlo allí debió echarlo, ya que estaba prohibido el acceso de perros. Pero cuando caía la noche, Bobby regresaba a la tumba de de su amo y allí dormía hasta el día siguiente. Cada día se repetía la misma escena, el viejo James corría a Bobby, y por la noche regresaba.
Bobby resistía el frío intenso de la noche y se acurrucaba sobre sí, entibiando la tumba de su amigo. Varios que lo conocían iban por él y lo llevaban a sus casas, pero Bobby siempre escapaba y regresaba al mismo lugar. Brown terminó encariñándose con el perrito y dejó que permaneciera sobre la tumba de su amigo, arriesgando su puesto de trabajo con ello. La gente también le tenía mucho aprecio y le llevaba comida y agua. Los religiosos de la Iglesia de Greyfriars, resignados ante la insistencia de Bobby, decidieron permitirle su presencia en el lugar. Así, Bobby se convirtió en el Guardián de los Muertos, ya que en aquellos tiempos no faltaban los ladrones de cadáveres y de tumbas. Con el tiempo, comenzó a sentir el peso de la soledad y con los cañonazos de las trece horas acudía al Café Traills, un lugar al que solía ir con su amo en tiempos felices. El dueño del café, conociendo su historia, comenzó a servirle un rico almuerzo cada día, disponiendo un plato especial para él.
En el año 1867, ante el aumento de perros callejeros, portadores de rabia a veces, enfermedad en ese entonces mortal para los humanos, los gobernantes de Edimburgo decretaron la obligatoriedad de matricular a todos los perros de la ciudad y los que no estuvieran registrados serían ejecutados. Todos amaban a Bobby, quien corría el peligro de ser atrapado y ejecutado. Entonces, el Lord Provost de Edimburgo, sir William Chambers, lo adoptó como propio y le puso un collar con una placa que rezaba: "Greyfriars Bobby from the Lord Provost, 1867 - Licensed". Luego, sir Chambers ordenó construir una caseta junto a la tumba de John Grey, su amo, para que pudiera refugiarse en los días de frío intenso. El 14 de enero de 1872, a los 14 años de edad, Bobby cerró sus ojos para siempre, murió mientras dormía. El pueblo decidió enterrarlo en el cementerio de Greyfriars, a pocos metros de la sepultura de Jhon Grey. A su vez, la baronesa Angela Georgina Burdett-Coutts, le pidió al artista William Brody que hiciera una escultura en bronce para que sea recordado por siempre: el 15 de noviembre de 1873 se inauguró el monumento en la cuesta de Candlemakers, a pocos metros de la entrada del cementerio y enfrente del Café Traills, que en la actualidad lleva el nombre de Bobby's Bar. El plato en el comía Bobby y su collar se exponen en Hunt Hose Museum, museo dedicado a la historia de Edimburgo.
En la actualidad la fama de Bobby compite con la del Castillo de Edimburgo. Y un dato más, los británicos en su honor llaman a los policías Bobby.

Por Laura


domingo, 1 de agosto de 2010

Westies Ganadores en la Exposición Internacional Julio 2010


El de la foto (arriba) fue el ganador del grupo III (Terriers) en la Exposición Internacional "Américas y el Caribe 2010", que se llevó a cabo del 15 al 18 de julio, en la categoría Adultos, mejor de raza, (241) "DARTAGNAN BLANC D´ AURILLAC", Hijo de Alborada Lord Evans y de Cap Ou Pas Cap Du Moulin, cuyo criador y propietario es Ajair Forti.



En la categoría Jóvenes fue seleccionado en tercer lugar (240) "ARES DE LOS MANSITOS", ejemplar macho, hijo de Alborada Toslstoi y y Alborada Nice - Day, propiedad de Alexis Herrera y de la criadora Yanina Faloppo. (Ver foto).